Meade declinará luego del segundo debate; el priismo se sumará a Anaya y el INE lo permitirá.
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En la tradición política de los gobiernos del PRI, en la que aunque no milita también se formó José Antonio Meade, cuando un político tiene que salir a los medios a decir “no voy a hacer esto” o “no va a pasar tal cosa”, la experiencia casi siempre dice que eso que se niega terminará ocurriendo. Y esta semana la campaña del candidato priísta transcurrió entre su ya reiterativo y obsesivo discurso contra el puntero López Obrador (que si “Andrés Manuel miente”, que si “no cumple sus compromisos y no me entrega sus departamentos” o que “él es culpable de que aumente la violencia por aliarse con los violentos”) y una enfática y notoria necesidad de negar y desmentir lo que ya circula como un escenario muy posible entre la clase política y los empresarios: que el abanderado oficial podría “declinar” o ser desplazado para dar paso a una alianza de facto de su partido y del gobierno con el candidato del PAN y del Frente por México, Ricardo Anaya.
Tres veces —como San Pedro— Meade y los dirigentes priístas tuvieron que negar esta semana que vaya a declinar su candidato: la primera en Saltillo, Coahuila, el miércoles, donde reporteros le preguntaron si se bajaría de la contienda para apoyar una candidatura única contra López Obrador: “Meade no declina en ningún sentido, nosotros estamos en esta campaña para ganar”, dijo el abanderado tricolor. Luego, el jueves, desde León, el dirigente del PRI, Enrique Ochoa, volvió a espantar al fantasma: “No habrá cambio de candidato ni de estrategia”, dijo ante la insistencia de la prensa. Y finalmente ayer, cuando salía del Consejo de Citibanamex en un hotel de Polanco, otra vez (como los avisos y cartas anónimas a Santiago Nasar anunciándole su muerte), a José Antonio le preguntaron si declinaría su candidatura: “Opino que en esta contienda estamos, como he insistido, no para declinar, sino para ganar. Seguimos en ese empeño”.
Legal declinación y hasta sustitución de candidatos: INE.
Las versiones sobre “declinaciones” arreciaron con una nota que ayer se publicó a ocho columnas en el diario La Jornada y que daba cuenta de que, en un encuentro a puerta cerrada con 800 consejeros de Citibanamex y directores de “los 20 mayores fondos de inversión en el mundo”, el presidente del INE, Lorenzo Córdova fue consultado sobre “las posibilidades legales de declinación de un candidato o de la conjunción de alguna de las alternativas (partidos) que contienden por la Presidencia”.
La inquietud fue planteada en privado por los banqueros e inversionistas que manejan recursos equivalentes a 9 veces el PIB de la economía mexicana. “Las preocupaciones estuvieron centradas en la oportunidad y capacidad del INE para presentar resultados la noche de la elección. Aseguré que a las once de la noche del 1 de julio, el Instituto hará público el conteo rápido sea cual sea el resultado, incluso si se cruzan los rangos y no se pueda definir un ganador. Otra de las preocupaciones, que es atendible, fue sobre las posibilidades legales de declinación o conjunción de alguna de las alternativas (que está en competencia). Y en esto fui claro en señalar lo que dice la legislación: si en el tiempo que viene un candidato independiente o candidata declina, y esto ocurre antes del 6 de mayo, cuando arranca la impresión de las boletas, eventualmente su postulación no aparecerá en las boletas”, explicó.
Córdova aclaró que según la ley, no sólo es posible la declinación, sino también la sustitución de candidatos presidenciales de los partidos, siempre y cuando se hagan 30 días antes del día de la elección, aunque una alianza en estos momentos ya no sería legal, sino política o de facto, es decir que sólo operaría como un llamado público o una operación política para que los votantes de un partido voten por otro candidato si el suyo declina: “Si alguno de los candidatos decide renunciar o declinar, eso no significará que los votos emitidos por esa opción se transfieran a otra. Las coaliciones y partidos tienen oportunidad de presentar sustituciones, siempre que el caso de renuncia ocurra antes de 30 días de la jornada electoral”. De darse ese caso, acotó, “se trata de un acto político, no jurídico”.
Luego entonces, ¿hay o no posibilidades de una declinación del candidato del PRI en favor de una alianza de facto con el panista Ricardo Anaya? Todo apunta a que ese tema sí está a discusión al interior de las cúpulas del PRI y de Los Pinos, pero hay aún resistencias naturales y entendibles del candidato y de algunos grupos, que piden “darle más tiempo” a la campaña priísta. Hay incluso liderazgos del priísmo que afirman que “todavía hay tiempo de hacer algo” para recomponer y levantar la campaña de José Antonio Meade, pero se necesitaría que éste diera “un manotazo urgente” e hiciera un cambio total de su equipo y de su estrategia de campaña llamando a los operadores reales y efectivos (mapaches, pues) del viejo partido para darles el control de la estrategia de campaña.
Al final, como en la Crónica de una Muerte Anunciada, del nobel colombiano, nos quedamos con el ambiente de rumores, avisos y premoniciones que le susurran y gritan a Santiago Nasar que están a punto de matarlo, mientras él recorre incrédulo las calles y cantinas de Manaure. Nassar terminó apuñalado por los hermanos Vicario, ¿cómo terminará políticamente José Antonio? “A los demonios no hay que creerles ni cuando dicen la verdad”, decía García Márquez.
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